¿Admirar a unas y cosificar a otras?

¿Admirar a unas y cosificar a otras?

Son muchas las personas que admiran y aman a las aves, no solo por su rol ecológico sino también por su belleza, sus cantos, su vuelo y por considerarlas una inspiración para el arte y la cultura.


Sin embargo, ¿por qué está mal visto que alguien derribe a un pájaro del bosque, pero está bien visto pagar a las granjas avícolas para esclavizar y matar gallinas y pollos, apropiándonos de los huevos y los cuerpos de estas aves cuyas vidas son igualmente valiosas?


La razón de esta contradicción es el especismo, es decir, la discriminación por especie. Un concepto que cobra cada vez más relevancia cuando se trata de valorar moralmente por igual a todos los seres sintientes.


La discriminación por especie nos hace creer, por ejemplo, que está bien respetar a las aves silvestres y explotar a las gallinas. Pero éstas también eran aves silvestres, hasta que pasaron a ser cautivas de un sistema que las cosifica y las convierte en mercadería. Lo justo es devolverles su libertad y dejar de usarlas y consumirlas. 


Al construir nuestra escala de valores con un enfoque igualitario, entendemos que hay muchas formas de discriminación ocultas en nuestra vida cotidiana, que urge visibilizar y superar si queremos un mundo más justo. El especismo es una de ellas.


Para la ética antiespecista, toda vida sintiente merece la misma consideración moral, sin importar su contexto o circunstancias, a diferencia del punto de vista ambientalista, que protege a los animales en función de su rol en el ecosistema, su riesgo de extinción o la utilidad que le encuentra la humanidad.


Muchos animales silvestres pierden automáticamente su valor moral al ser secuestrados de su hábitat para ser criados en granjas y etiquetados como "animales de consumo". Es entonces cuando la sociedad los ve simplemente como "cosas" y los despoja de todo derecho.

Otras veces, son convertidos en "plaga" por negocios humanos que les introducen en ecosistemas a los que no pertenecen, permitiendo con su negligencia que se propaguen en ellos. En estos casos, resultan ser doblemente víctimas, por la explotación comercial y por la caza que se habilita al etiquetarlos como "especie invasora" y promover su control demográfico.


Compartimos este mundo con las demás especies y somos tan solo una especie animal más entre todas. 


Los demás animales están aquí con nosotros, no para nosotros. 


Elige veganismo para dejar de ser parte de la opresión especista.


Jotis.

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